Historia Sin Título Capitulo 0 y 1
Prólogo
Cuentan muchas versiones acerca
de aquella tierra. Algunos piensan que es una especie de pequeño continente,
otros que es una isla, algunos que es una fantasía. Y todos tienen razón, pero
todos están equivocados.
Avanzadas criaturas, medicina nunca
imaginada, aparatos nunca pensados, genios en un mundo de simios descabezados.
Si y no, cuánta razón y cuanta equivocación.
Cuando el ser humano comenzó a
moverse sobre sus dos extremidades inferiores, lo hizo en un momento en el cual
el planeta sufría muchísimos cambios y de manera constante. La evolución hizo
su trabajo y la especie se dividió, unos más enfocados a la tierra y otros al
agua.
Cuando los años pasaron y las
especies se estabilizaron, la acuática creó su propio estilo de vida, se dividieron
en clanes. Cada clan tenía una gama de colores, eran monocromáticos, y el clan
más antiguo era el más elitista. Si no eras exactamente igual, no formabas
parte del clan.
La protagonista de esta historia
fue la primera, la primera que salía casi por completo de los parámetros del
clan. En un grupo donde el color era un verde azulado, imagina nacer muy
diferente a toda la que es tu familia, tu clan. ¿Imposible no? Pues ella nació
azulada, nació azul donde predominaba el azul verdoso, su cabello de un color
que en ocasiones era más verdoso y en otras más azulado, que en su clan no se
había visto luego sus ojos. Los ojos de los bendecidos por los dioses, el
zafiro.
Aquellos ojos representaban la
magia de los dioses en aquel mundo, pues pocos seres nacían con ese color, era
una bendita anomalía. Hacía generaciones que no nacía nadie con esas
propiedades. Era un símbolo de gracia divina, una autentica bendición de los
dioses, en una criatura aborrecible… Pero las leyes del clan eran claras. Sin
excepciones.
Capitulo 1
Cuentan las leyendas que ella
nació cuando un ser celestial, se enamoró de la tierra y quiso bajar al mundo
para simplemente vivir. Ella era en aquella época energía pura y ardiente y
veía a la Tierra desde la lejanía, cansada y frustrada decidió esforzarse por
cambiar deseó constantemente… fue acumulando tanta energía dentro que
finalmente se entregó al cosmos creando un flujo de energía que dio lugar a varias
singularidades.
Las divinidades enamoradas de
aquellos sentimientos, de amor, de pasión por la vida, la aventura, el conocer
más cosas… decidieron darle una oportunidad, un concepto de vida diferente.
Aquella estrella recibió una caricia y se transformó en una criatura capaz de
vivir en la Tierra.
Una lágrima de agradecimiento cayó
mientras su espíritu se fundía con aquella gigantesca masa de agua terrestre. Y
así comenzó su nueva vida, nació como un ser de agua, una criatura con la que
sueñan millones de personas. Pero nació en un clan muy exigente. Nació en uno
de los clanes primigenios, y aquel era el más elitista. Se consideraban el
primero y allí todas las leyes se cumplían sin dudarlo. Si eras diferente, no
formabas parte del clan.
No obstante apreciaban sus vidas
así que cuando la criatura en cuestión alcanzara la edad de 13 años, se
consideraba autosuficiente, por lo tanto ella no necesitaría a los del clan.
La muchacha desde que nació era
la última para todo. Para comer, para que la enseñaran a moverse y guiarse,
cuando caminaban ella siempre tenía que ir un paso más atrás.
Todas las caras que veía a diario
la miraban con asco, pena, decepción, rabia… No había semana en la que no
escuchara frases como: “no eres parte del clan”; “la desgracia de nuestra
especie”; “deberías estar agradecida de que todavía estés con nosotros
ingrata”…
Un día decidieron enviarla a una
misión sencilla, detrás de unas colinas habían unos claros, solo tenía que ir,
ver cuál era el mejor sitio donde quedarse y traer una muestra de algo que
demostrara que había estado allí.
Ella pensó que era una prueba de
valor, si la pasaba, quizás, por fin, sería una más. Una joven sirena de
cabello intenso nadó ilusionada, con todas sus ganas todo iría bien. Le costó
un poco decidirse, no sabía cuál podía ser la mejor zona para proteger al clan.
La muchacha después de tomar la decisión cogió una roca muy particular de la zona
escogida, solo era común allí.
Le suplicó a su aleta que fuera
rápida, quizás había tardado mucho, pero la realidad era otra. Nadie estaba
esperándola, cuando llegó se vio sola, pensó que era parte de la prueba por
días… Pero la séptima noche… solo pudo llorar…
Hasta que no pudo más, en
silencio completamente devastada, con un dolor en el pecho que se extendía por
su cuerpo, con sensaciones mezcladas, y con la necesidad de explotar de alguna
forma.
Una pequeña montaña de perlas se
acumularon en el suelo, ella era consciente de las normas de su clan, pero
apenas había cumplido los 13 años. Estaba sola, abandonada a su suerte.
Se sentía dolida, abandonada, le
habían dado esperanzas para formar parte de aquello y ahí estaba, sola, sin
nadie que la ayudara, apenas había aprendido a orientarse, no sabía aún que
podía hacer con su magia… Tenía tantas dudas, dudas que aprendió a resolver
prácticamente sola.
Los siguientes años vagó por los
mares sola, aprendió a sobrevivir, a orientarse como es debido, esconderse
mimetizarse con el entorno, cazar… alguna vez se encontró con otros clanes,
pero ella se escondía hasta que abandonaban el lugar. Pero en determinada
ocasión la descubrieron y no tardaron en saber que no tenía clan, que era una
aberración de la naturaleza. No dudaron en intentar matarla.
Fue ahí donde despertó su poder.
Congeló parte de los cuerpos de sus adversarios y aprovechó para huir. Nadó
hasta la superficie y logró divisar una isla. No tardó en descubrir que podía
cambiar de forma prácticamente a voluntad una vez piso la orilla de la playa…
Le había costado tanto mantenerse
en pie, como le dolían sus nuevas extremidades, sobre todo la zona plana que
apoyaba en la arena, aquello le ardía de unas maneras… Era peor que estar cerca
de un volcán. Tardó al menos una semana en mantenerse de pie por si misma sin
que le doliera o se cayera al suelo. Durante algunos años estuvo divagando por
aquella zona, practicando su magia y habilidades cada día. Se sorprendía cada
vez que descubría algo nuevo de su magia.
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