Historia Sin Titulo Capitulo 4
Con el tiempo Reniut decidió que
era hora de visitar uno de sus mercados favoritos, tenía que hacer unas compras
por allí. Kida jamás había ido a uno tan importante, el maestro decía que no
estaba preparada para lo que vería, que aquellos lugares, en concreto aquel no
era como ir al pueblo a por manzanas y carne. Y que allí había que comportarse,
que era un sitio donde se comerciaba con todo, he hizo gran hincapié en la
palabra todo. Estuvo un mes mentalizándola y preparándola.
Kida tenía unas expectativas muy
concretas, estaba ciertamente, algo preocupada, el maestro lo llamaba el
mercado, y decía que era un sitio peligroso y civilizado.
Bajo una mansión había una gran
sala, gigante, con un montón de puestos. Luego en una esquina había una especie
de socavón grande con escaleras, y un montón de gente agrupada arriba. Gritaban
y tiraban de vez en cuando monedas al socavón.
Y es que era una especie de
combate, la gente apostaba por un combatiente y estos peleaban hasta la
inconsciencia. Había uno que era el favorito del público, de vez en cuando, metían
esclavos y si ganaban al favorito, este conseguía la libertad o un trabajo como
combatiente.
Eso había pasado muy pocas veces,
en aquella ocasión había un muchacho joven, parecía tener algo más de 20 años.
El muchacho peleaba con todas sus ganas, y el favorito, solo hacía que reírse.
Poco a poco se fueron agrupando las mujeres y animaron al chaval que luchaba
por su libertad. Aquello ponía enfermo al favorito, parecían desesperadas por
que el chaval ganara.
No, él era el campeón, el decidía
quien era digno de ser libre y quien sería un esclavo o mejor, quien se
convertía en inservible. Pero de repente escuchó al chaval gemir, era un sonido
animal, como una bestia. Su cabello creció, observó cómo se cogía la cabeza, le
dolía a horrores
Era hora de dejarlo inútil. Se
acercó con su maza al joven que parecía retorcerse en sí mismo. Y cuando estaba
dispuesto a abrirle la cabeza, el muchacho le había cogido la muñeca y con una
fuerza como la del toro, lo empujó hacia atrás.
El muchacho había estado notando
olores, muchas flores y dulces, sabía que eran de las mujeres de arriba, pero
de repente… percibió uno que lo enloqueció como nunca antes le había
enloquecido nada. Una brisa marina con cierto toque a lirios, su cuerpo, empezó
a doler como cada vez que se intentaba transformar. Pero esta ocasión fue
diferente. Su transformación fue completa.
Todo ocurrió en segundos, el
favorito había sido descuartizado en varias partes. Todo había sido muy
violento y raro. Un chaval que apenas tenía cierta musculatura, de piel
grisácea y ojos como la plata liquida, se había transformado, tenía unas alas
como de murciélago de color carbón, con unos cuernos que recordaban a los de un
dragón sobresaliéndole de la cabeza.
Llovieron cadenas, redes y varios
magos conjuraron hechizos protectores.
-¡Maldito muchacho!-gritaba un
hombre viejo con una espada-¡Me has arruinado!
Empezó a patearle y pegarle
cuando vio que no se podía mover. Mucha gente miraba la escena algo confusa.
-Maestro por favor, van matarle.
-Kida, no podemos meternos-le
dijo él.- Sabes muy bien lo que pasará. No podemos hacer nada.
-Tú dijiste que todas las
criaturas eran importantes, que sin ellas nuestra sociedad nunca aprendería de
la vida.-le argumentó ella. Aquello era parte de la doctrina de su mentor.
La muchacha se lanzó al socavón, y
paró con su propia espada, la espada del hombre que quería condenarlo a muerte.
El muchacho se encontraba tan mal y cansado que apenas podía moverse, jamás se
había llegado a transformar así. Se miró las manos, tenía sus garras, se notó
su cabello largo, pero la cabeza y espalda le dolían a horrores.
-Se estaba defendiendo. –habló la
muchacha
-¡Quita niñata! ¡Este tío me ha
hundido el negocio!-le chilló y la golpeó con la mano abierta en la cara. Ella
no se esperaba el golpe y no pudo evitarlo.
El muchacho notó cerquísima de
él, el olor tan intenso que lo había transformado, y se vio desesperado por
matar al individuo que había golpeado a la muchacha. El muchacho entendió casi
automáticamente lo que pasaba. El Maestro hizo unos conjuros y bajó al socavón
con su alumna, algo mal humorado.
No era su plan, pero le venía muy
bien lo que estaba pasando. Necesitaba más camaradas para sus planes futuros. Y
ese muchacho parecía haber encontrado su razón de vida. “Es todo tan bonito, no
podía salir esto mejor” pensaba él.
-¡Marchaos! Aquí no ha pasado
nada-ordenó el maestro, como por hipnosis la gente se fue y quedaron los 4
bajo. -¿estás bien Kida?
Ella asintió y le susurró un “lo
siento”, el maestro le puso la mirada. Eso implicaba un sermón, y un castigo… suspiró
hondo y tragó grueso, 24 horas para preparar un brebaje especial de manera
perfecta, sino, 2 semanas entrenando sin descanso…
-Encárgate de él. Esa criatura es
especial, no le des el suero de tranquilidad, podría ponerse muy violento-le
ordenó. Ella obedeció y se centró en el muchacho, quitándole los grilletes, redes…
-¡Largo voy a matarlo!-rugió el
hombre al ver que no podía moverse.
-No, va a hablar conmigo-le comentó
el maestro. -¿Qué esperaba que sucediera?
-¡Que Noestrum lo noqueara, y
venderlo!-le comentó- la gente adoraba a ese hombre y ahora no tengo
espectáculo que ofrecer. ¡Sabes cuánto tardaré en entrenar a otro para que sea
tan bueno como él!
El hombre chillaba, estaba muy
enfadado y el maestro se mantenía impasible. Miraba a su alumna de vez en
cuando. Ella estaba con el muchacho, apenas se mantenía sentado, la miraba
perdido y con la respiración muy alterada. Ella le temía un poco pero tenía
claro que no la mataría, ya lo habría hecho.
Se asustó cuando él le cogió de la
mano muy fuerte cuando intentaba darle una poción para curar sus heridas.
Cuando él vio su gesto de dolor,
emitió una especie de gruñido y con suavidad le quitó el frasco y se lo bebió.
Observó el moretón que le había dejado en la mano, ella le sonrió y no pudo
hacer otra cosa que ofrecerle lo que no se había tomado de la poción.
-Tenemos más en casa, acábatela.
–le dijo con dulzura.
El maestro estuvo hablando
bastante rato con el hombre, le entregó una bolsa, y se acercó a su alumna. Inspeccionó
al muchacho. Le ordenó a Kida que fuera a un puesto y comprara unas cuantas
pociones más. El joven se sintió desesperado por seguirla cuando vio que se iba
corriendo
-¿sigues ahí?-el muchacho asintió.
Siguió el maestro-¿eres consciente de lo que eres?
-A veces-respondió el muchacho
muy forzadamente.
-Mira, nunca había visto una,
pero eres una criatura fascinante. Eres una Veela.-le dijo el maestro mientras inspeccionaba
el aspecto.-Una criatura condenada a morir por la pareja. ¿es la primera vez
que te transformas por completo?
-ella… no entiendo que ha
pasado-le comentó el chico con una voz más normal. Empezó a hacer muecas, como
si lo que hubiera a su alrededor, esos olores le molestaran.
-Sencillo-vio como su alumna
volvía con las pociones- has encontrado a tu pareja. Por eso te repugnan los
olores de las “hembras” cuando hace unos instantes te motivaban. Vas a hacer lo
que te ordene muchacho, eres mi nueva adquisición.
-Toma maestro ¿se encuentra
mejor?-le comentó preocupada.
-Algo ¿porque no le das el
pañuelo que llevas atado en tu pelo? –le comentó mientras le ofrecía otra poción
al muchacho para que se curara. –Tiene un olfato muy sensible y parece que lo
altera mucho, tu perfume huele bien. Quizás lo relaje.
En cuanto le ofreció el pañuelo
el chico lo acercó a su nariz y se relajó mucho. Kida había estudiado sobre
criaturas ese último año, el maestro le prometió dejarle su libro especial si
antes se leía el resto… y no eran pocos.
-Pareces un vampiro…-le comentó
ella. Mientras le ayudaba a levantarse, el maestro caminaba por el recinto,
mientras ellos le seguían como podían.
-Es una larga historia-respondió
con voz ronca. Tenerla cerca no ayudaba, una parte de él quería devorarla en el
sentido más obsceno de la palabra, pero no se conocían de nada y sabía que si
lo que le había dicho el maestro era cierto, no podía ser rechazado
completamente por ella. Implicaba morir.
-ya lo tengo todo, nos vamos a
casa-ordenó el maestro
-¿y él?-preguntó su alumna
preocupada.
-¿no te lo he dicho? Le he
comprado su libertad, ahora trabaja para mí. –Ella abrazó al maestro contenta y agradecida,
no tardaron en percibir como el chico se retorcía de dolor.
“oh si, estas muy jodido
muchacho, muy jodido” Pensaba el maestro.
Una vez en casa dejaron al
muchacho descansar. Kida se llevó una buena reprimenda, había sido una
estupidez meterse en medio de una pelea sin conocer mínimamente al adversario.
Y más aún para proteger a una criatura que no sabía que era y que podría haber
sido hostil con ella. Kida asintió, a cada comentario que soltaba para
defenderse más se enfadaba el maestro.
-Mira intento cuidar de ti, eres
demasiado joven para correr riesgos así y aún eres principiante con la
espada-le explicó él hombre.
El castigo fue limpiar la casa de
arriba abajo y preparar un tónico que hiciera cambiar la piel de color, en
diferentes colores. Tenía 24 horas para todo a partir de la mañana siguiente.
La poción era sencilla, pero conseguir el color deseado exacto era lo
complicado. El maestro le había enseñado la importancia física para muchas
razas y que a veces era necesario ser semi algo para no meterse en demasiados
problemas.
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Autora:
Bueno muchos meses sin subir nada, actualmente odio la universidad, y lo unico que me ilusión subir sn los penpals y por que interactuo con gente es lo que me esta motivando un poco, el socializar.
Recordaros que la historia tiene MUCHAS LAGUNAS Y FALLOS, pero está lo que es importante, es decir, plasmo un poco como son las relaciones entre personajes y los momentos que han forjado esas relaciones..
Un fuerte abrazo!
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